Por Guido Núñez-Mujica, traducido del inglés por Jesús Pineda
Si Ud. ha encontrado frustrantes las complejidades y sutilezas en la discusión sobre fuentes de energía alternativas, sobre las redes de distribución, los costos de estos proyectos propuestos y sinfín de detalles adicionales, sepa que no está solo. Me he encontrado en exactamente la misma posición, y en muchos aspectos sigo allí. No soy experto en política energética ni ingeniero y mi interés en el área no tiene más de unos pocos años. A pesar de no ser experto, puedo analizar los datos disponibles, las suposiciones sobre las que reposan y puedo notar lo que ha ocurrido alrededor del mundo en términos de reducción de emisiones de dióxido de carbono.
Uno de los mayores inconvenientes a los que se enfrenta el individuo con curiosidad sobre política energética es la escala de los números involucrados en la conversación. Yacen totalmente fuera de la experiencia diaria de la persona promedio. No hay manera intuitiva de conectar con las cantidades de dinero y energía sobre las que se discute y es necesario comprender esto para comenzar siquiera a tener un asidero en el tema. Es imposible tomar decisiones racionales hasta tener una perspectiva de las magnitudes involucradas para así evitar basarnos en nuestros prejuicios.
Escribo esto en San Francisco, California, donde recientemente me he involucrado en la lucha por salvar la última planta nuclear en el estado, en Diablo Canyon. Solían haber muchas más pero han ido siendo cerradas debido a cambios regulatorios. Esto ha resultado en una gran pérdida de gigavatios-hora de energía libre de emisiones de dióxido de carbono. En mis intentos de comprender los complejos detalles de la política energética del estado de California, se me ocurrió utilizar un modelo sencillo que permitiese obtener una perspectiva más clara de la discusión, usando unas cuantas cifras básicas, para comparar con un lugar donde ha habido una política energética delineada para deshacerse de la energía nuclear y reemplazarla con energía solar y energía eólica.
Para comenzar, nuestra primera cifra de interés: Alemania consume anualmente 558.9 teravatios-hora.
La segunda: Según la Union of Concerned Scientists, la construcción de una nueva planta nuclear acarrearía un costo máximo de 9 millardos de dólares estadounidenses. Sin embargo, de acuerdo con dos expertos que entrevisté para este artículo, los costos podrían ser mucho menores. En aras de la simplicidad, tomemos esta cifra mayor de 10 millardos de dólares estadounidenses.
Tercera cifra importante: la planta nuclear de Diablo Canyon es capaz de producir 18 teravatios-hora anualmente, aproximadamente 3,2% del consumo energético anual de Alemania.
Cuarta cifra: la Energiewende, el plan de políticas de energía renovables alemán, ha tenido un costo de cerca de 500 millardos de Euros, aproximadamente 640 millardos de dólares estadounidenses.
Antes de compartir los resultados de mis cálculos, debo confesar que inicialmente no creía en las cifras que había obtenido. Simplemente me parecían absurdas. Así que decidí consultar a otras personas y logré contactar a cuatro personas que trabajan en el ámbito de producción y distribución de energía para que revisaran mis cálculos. Ninguno de ellos encontró problemas con las cifras, incluso cuando consideraron que algunas de mis conclusiones eran algo simplistas. Considerando que mi objetivo con estos cálculos era obtener una idea general de la situación, la simplificación me pareció aceptable.
Calculemos entonces la cantidad de plantas nucleares similares a Diablo Canyon que serían necesarias para proveer de energía a toda Alemania:
(Consumo total de energía) / (Capacidad de producción por planta) =>
558.9 TWh/año / 18 TWh/año = 31,05
Entonces, serían necesarias aproximadamente 31 plantas nucleares como Diablo Canyon para proveer toda la energía eléctrica de Alemania. Suponiendo que admitamos algo de holgura para respaldo, podríamos ampliar esta cifra a 35 plantas. El costo total de esto, usando nuestros estimados anteriores, sería de aproximadamente 350 millardos de dólares estadounidenses. Comparando con el costo total de la Energiewende, estaríamos hablando de un ahorro de 290 millardos de dólares estadounidenses, una cifra que podría ser incluso mayor.
En resumen: 35 plantas generadoras como Diablo Canyon, que será cerrada en California dentro de poco tiempo, podrían cubrir las necesidades eléctricas de Alemania ahorrando cerca de 300 millardos de dólares estadounidenses con cero emisiones de dióxido de carbono. Esto le permitiría a Alemania ser completamente independiente del gas natural proveniente de Rusia y liberaría recursos económicos que podrían emplearse en líneas de investigación científica sobre la captura de dióxido de carbono y la producción de combustibles con emisiones netas neutras a partir del dióxido de carbono atmosférico u oceánico. Los resultados de dichas líneas de investigación nos permitiría almacenar la producción sobrante de plantas de energía nuclear o de fuentes renovables en combustibles químicos estables a largo plazo, reemplazando el uso actual de baterías.
Es fácil notar que este es un modelo extremadamente simple que ha dejado de lado una gran cantidad de ingredientes importantes en la producción y distribución de energía pero el punto que deseamos transmitir es que habían mejores respuestas disponibles que ni siquiera fueron exploradas en la Energiewende y que no están siendo exploradas en California o en otros lugares alrededor del mundo. Alemania rechazó voluntariamente la energía nuclear y terminó construyendo más plantas generadoras a partir de carbón, con más emisiones de dióxido de carbono y gastando mucho más dinero en el proceso. Mi escepticismo hacia los resultados de mi pequeño modelo venía en parte de mi incapacidad de aceptar que la política energética alemana pudiese estar tan desconectada de cualquier camino guiado por la razón, pero los números no mienten.
Sinceramente espero que no cometamos el mismo error en California y me he comprometido a que no ocurra. El cambio climático es demasiado importante para permitir que nuestros miedos hacia la energía nuclear y nuestros prejuicios que no toman en cuenta los problemas con la energía solar y la energía eólica interfieran con las soluciones que deben ser adoptadas para hacer frente al cambio climático.
Referencias
Comunicación personal:
Daniel See, Ingeniero Ambiental, instructor en el politécnico de California.
https://ceenve.calpoly.edu/faculty/dsee
Mike Conley, autor de The Roadmap to Nowhere, https://www.roadmaptonowhere.com/
Guido es Licenciado en Biología y tiene un grado en estudios interdisciplinarios de biología y física computacional, Universidad de los Andes, Mérida, Venezuela. Su investigación se centró en un modelado matemático de rutas metabólicas. Guido ha escrito artículos de divulgación científica por más de 20 años y es el fundador de la AREV, Asociación Racional y Escéptica de Venezuela. Actualmente se dedica a la ciencia de datos en San Francisco, EEUU, donde vive junto a su esposo. En sus ratos libres, hace activismo sobre la importancia de la biotecnología y la energía nuclear.
AGRADECIMIENTOS
Fundación Persea agradece la infinita generosidad de sus patrocinadores: Sobella Mejías, Solmar Valera, Spencer Craft, Jiří Svozilík, Leonardo Quevedo, My fit body project , Cristhian De Castro y Vicente Di Clemente.
0 comentarios