Félix Moronta y Alexandra de Castro
La fruta americana
El aguacate (o palta) es una fruta originaria de Mesoamérica que apareció mucho antes de la llegada de los primeros pobladores americanos, durante el pleistoceno, hace 13.000 años aproximadamente. Su gruesa piel envuelve una pulpa muy nutritiva y una semilla gigante. Esa enorme semilla era perfecta para sistemas digestivos también enormes: la forma de la fruta coevolucionó como alimento de la megafauna de aquella época. Perezosos terrestres gigantes, armadillos gigantes, mastodontes y toxodontes se alimentaban de aguacates y dispersaban sus semillas con las heces.
La extinción de aquellas bestias, hace alrededor de 9.000 a 12.000 años, debió haber supuesto la extinción también del aguacate. Pero entonces llegó el humano y pobló nuestro continente americano. Con sus herramientas y su gran cerebro cultivó y domesticó la planta, que ahora lleva el nombre científico de Persea americana.
El aguacate, el fruto de Persea americana, es un regalo de los latinoamericanos para el mundo. No sólo por su indescriptible sabor o su cremosa textura, sino por su valor nutricional y sus múltiples beneficios para la salud; ha llegado incluso a ser protagonista de la cultura culinaria occidental.
Así como el aguacate, la Revista Persea es una contribución a la identidad latinoamericana a través de la difusión del conocimiento científico y la profundización en los temas relacionados con los últimos hallazgos y el desarrollo las nuevas tecnologías. Nos proponemos a cautivar al ciudadano no experto revelando la belleza del proceso de generación de conocimiento.
Comunicar ciencia en America Latina
La comunicación científica es un factor clave en el progreso social, cultiva el pensamiento crítico y racional en las personas; hace de ellas actores sociales más productivos y creativos. Mantener ciudadanos bien informados sobre los desarrollos científicos y lo que significa llevar a cabo proyectos de investigación, no sólo es esencial para el desarrollo económico de los países de la región, sino también para fortalecer la democracia, generar cohesión social, crear sentido de pertenencia por los conocimientos generados en nuestras instituciones y aprender a valorar la inversión de parte del producto interno bruto en ciencia y tecnología.
El filósofo y genio de las matemáticas Bertrand Russell apuntó muy elocuente alguna vez
Todo lo que diferencia el mundo moderno de épocas anteriores es atribuible a la ciencia
Ciencia y tecnología son instrumentos transformadores de la naturaleza y de la civilización. El latinoamericano del siglo XXI no debe ser indiferente ante los avances en investigación e innovación. Necesita estar preparado para tener una visión crítica sobre los rumbos y usos de esos desarrollos y estar bien informado para poder influir de manera consciente en las decisiones que toman las instituciones en esta materia.
Los escándalos recientes en cuanto a los recortes o malos manejos de presupuesto, por ejemplo en Colombia, Argentina, Brasil, México y Venezuela, son un reflejo de esa insuficiencia ciudadana para entender la importancia de la ciencia y la complejidad de los procesos que están detrás de toda investigación. Hay un ejemplo vergonzoso en Colombia. El año pasado, la entonces directora de Colciencias (la institución que financia la investigación científica en el país), Yaneth Giha, atacó a los científicos locales diciendo que tenía represados, no ejecutados, 1,5 billones de pesos para ciencia y tecnología, «porque no se han presentado proyectos lo suficientemente buenos para acceder a esos recursos». Esta es una declaración inexcusable que contrasta con la experiencia académica de los profesores universitarios en Colombia. Al respecto, Christian Sarmiento de la Universidad Industrial de Santander, respondió:
Señora directora, salir a decir que no hay proyectos suficientemente buenos es descalificar el trabajo que durante años, sin descanso y sin recursos han hecho muchos científicos en Colombia.
En estos pequeños-grandes detalles, los organismos estatales demuestran su ignorancia en cuanto ciencia y tecnología, y por lo tanto sobre las vías que se pueden usar para apoyar los avances en su país.
Para entender la gravedad de los recortes de presupuesto, de los malos manejos de los recursos, de la indiferencia y menosprecio por las ciencia básica y lograr discernimiento sobre las muestras de ignorancia de nuestros políticos y burócratas, es necesario un buen nivel de comprensión pública sobre ciencia y tecnología. Es necesario que la comunicación de la ciencia penetre el tejido social de los países en desarrollo, que llegue a todos los ciudadanos. La ciencia es una gran ausente en los discursos políticos sobre la identidad, sobre lo que somos y sobre lo que somos capaces de lograr. ¿Hasta cuándo los latinoamericanos seguiremos siendo fabricantes de souvenirs exóticos? ¿Hasta cuándo la ciencia seguirá siendo para los latinoamericanos un asunto extranjero desarrollado por «otras culturas»? Todo eso tiene que cambiar.
La preocupación por el futuro de las sociedades latinoamericanas, por la falta de comunicación de la ciencia confiable, de calidad y efectiva, que no se limite al periodismo científico y a la difusión de las últimas noticias, inspiran la creación de esta revista.
Los editores y autores de Persea somos científicos latinoamericanos de alta calificación, con experiencia de campo en investigación, docencia y comunicación de la ciencia y la tecnología, que desde nuestras distintas disciplinas y estilos aspiramos a llegar al lector latinoamericano, curioso e inteligente. A través de nuestras historias, notas, ensayos, entrevistas e infografías pretendemos crear conciencia sobre el papel protagónico que juega la ciencia en la cultura universal, a la par con las artes y las humanidades, y cimentar en la sabiduría popular de América Latina la idea de que sin ciencia no hay desarrollo.
Muchísimas gracias, José. Y qué bueno que te gustó el nombre.
Persea es una excelente iniciativa, muy relevante y necesaria. Los felicito y le auguro a Persea una larga vida. Muy bello el nombre de la revista. Estoy seguro que esta publicación será muy exitosa en el mundo hispanohablante.