La reunión bianual de la Sociedad para la Investigación en Bioseguridad (ISBR) comenzó con una sesión dedicada a la comunicación de la ciencia
Esta sociedad internacional fomenta la comunicación entre los científicos que estudian las plantas, animales y microbios con nuevas características debido a la alteración del ADN, las cuales han sido obtenidas utilizando la biotecnología moderna. Al mismo tiempo, la ISBR aboga por el diálogo constructivo sobre importantes cuestiones de bioseguridad basadas en la ciencia que están relacionadas con dichos organismos vivos modificados (OVM) o transgénicos.
En la agricultura, los transgénicos han permitido mayores rendimientos y el uso reducido de plaguicidas. Por estas razones, los transgénicos son algunas de las innovaciones de mayor adopción en todo el mundo.
Sin embargo, a pesar de la creciente evidencia científica de que son seguros para comer y no son perjudiciales para el medio ambiente (ver Cómo evaluar los riesgos de cultivos transgénicos), no parece que el rechazo público a los transgénicos esté disminuyendo, sino que siguen siendo objeto de controversia. Dada la creciente importancia de la biotecnología agrícola para lograr una agricultura sostenible, se ha vuelto más necesario que nunca contribuir activamente a la comprensión pública de las ciencias agrícolas.
La comunicación de la ciencia es una técnica que se utiliza en el esfuerzo para que el público apoye a los biotecnólogos agrícolas y su trabajo. Sin embargo, históricamente la comunicación científica se ha basado en el supuesto de que la ignorancia es la base de la falta de apoyo social a diversos temas de la ciencia y la tecnología. Sin duda, este modelo de déficit de conocimiento en la comunicación de la biotecnología agrícola debe ser desplazado hacia esfuerzos de comunicación más eficaces.
En respuesta, la primera sesión plenaria del simposio se dedicó a la comunicación científica y su compromiso con las políticas y las audiencias públicas. A continuación un resumen de las cuatro conferencias magistrales:
Jack Bobo
La apertura estuvo a cargo de Jack Bobo (@Jack_A_Bobo, Futurity, Maryland, EE.UU.). En 2015, Jack fue nombrado por la revista Scientific American como una de las 100 personas más influyentes en biotecnología.
Bobo provocó reflexiones desde el principio de su discurso «¿Puede la agricultura salvar el planeta antes de destruirlo?», donde afirmó que la agricultura es la actividad humana más grande en la Tierra y la que tiene el impacto más negativo sobre el ambiente. Al mismo tiempo, señaló que no hay nada más importante para nuestra supervivencia diaria que la agricultura.
Bobo argumentó que la innovación y las nuevas tecnologías en los campos pueden salvar el planeta. Sin embargo, los cambios que son inherentes a estas innovaciones parecen asustar al público, sobre todo en cómo mejoramos y modificamos nuestra comida.
Hoy más que nunca, los consumidores se preocupan por los alimentos que llevan a casa, pero suelen desconocer cómo se obtuvieron. Al mismo tiempo, las personas aman las innovaciones, pero no tanto los cambios. ¿Cómo se puede cambiar esta conversación?
En lugar de «golpear» a la gente con datos científicos, Jack propuso que los científicos y los comunicadores deben conducir al conocimiento. La razón de esto, Jack indicó, es que a todos nos gusta aprender cosas, pero no nos gusta que nos las digan, es decir, que nos digan qué hacer. Por ejemplo, es mejor mostrar que toda la comida contiene productos químicos en lugar de golpear a la gente sobre sus cabezas con hechos, datos y tablas.
«Como enmarquemos esta conversación hoy, dependerá el futuro de la alimentación», dijo Jack categóricamente. Añadió que es mucho mejor enmarcar la conversación en torno a valores compartidos en lugar de centrarse en modernas técnicas de ingeniería genética.
Llegó a la conclusión de que los próximos 30 años serán los más importantes para la agricultura y si nos involucramos (los científicos), la agricultura puede salvar el mundo.
John Besley
Siguiendo el tema de la sesión, John Besley (@JohnBesley, Universidad del Estado de Michigan, East Lansing, EE.UU.), quien ayuda a comunicadores de la ciencia a ser más estratégicos, orientó a los presentes sobre cómo mejorar la percepción pública de las ciencias agronómicas.
Durante su charla «¿Cómo quieres que la ciencia de la biotecnología agrícola y los científicos sean percibidos?», John proporcionó información basada en evidencia, desde la perspectiva de la investigación en comunicación científica estratégica, sobre cómo comunicar mejor evidencias científicas.
Explicó, por ejemplo, el efecto de la comunicación agresiva en el contexto de los blogs de ciencia. «¿Deben los científicos hablar con amabilidad sobre los transgénicos?», fue una de las preguntas lanzadas. Él proporcionó datos que apoyan el hecho de que ser agresivo no cumple los objetivos de comunicación de la ciencia. Recomienda a los científicos establecer objetivos de comportamiento antes de realizar cualquier esfuerzo en la comunicación relacionada con transgénicos.
Mahaletchumy Arujanan
¿Son los transgénicos culpables hasta que se demuestre lo contrario? ¿Tendrán los científicos una buena oportunidad para demostrar lo contrario? Estas preguntas fueron hechas por Mahaletchumy Arujanan (@maha_mabic, Centro de Información sobre Biotecnología de Malasia) durante su conferencia. Ella también ha sido nombrada como una de las 100 personas más influyentes en biotecnología en 2015 por la revista Scientific American.
Arujanan hizo hincapié en la necesidad de establecer una relación con el público antes de compartir información. Ella argumentó que esto debe hacerse en pasos secuenciales: los comunicadores deben mostrar empatía, luego crear confianza, después compartir valores e intereses y, finalmente, proporcionar conocimientos e información; en ese orden específico.
Solo de esta manera se podría impugnar la cognición cultural y la disonancia cognitiva del público.
Esto se debe a que, cuando la información es compleja, solemos tomar decisiones basadas en los valores y rechazar las cosas que no están de acuerdo con nuestras creencias. En este sentido, agregó Arujanan, la teoría de la persuasión de Aristóteles sigue siendo válida para la comunicación de la ciencia: 10% ethos (credibilidad), 25% logos (lógica) y 65% pathos (emoción).
Ben Durham
Otra perspectiva sobre la comunicación científica, ahora desde el punto de vista de una agencia reguladora, fue proporcionada por Ben Durham (Departamento de Ciencia y Tecnología, Sudáfrica).
Durante la cuarta y última conferencia magistral, Durham abordó el papel crítico de la comunicación y el compromiso desde una perspectiva política de la biotecnología en el mundo en desarrollo. «La verdad no es realmente muy importante. La sociedad tiene una perspectiva muy diferente sobre la verdad de la ciencia», subrayó. El liderazgo, la comunicación y el compromiso siguen siendo críticos como bloques de construcción, resumió, pero resulta necesario que esta combinación sea culturalmente adaptada al contexto local.
Taller organizado por la Alianza para la Ciencia
Además de las conferencias magistrales, la Alianza para la Ciencia (@ScienceAlly, Universidad de Cornell, EE.UU.) complementó la plenaria sobre comunicación de la ciencia con un taller titulado «El mundo real de la comunicación y el compromiso de la bioseguridad». El taller reunió a los agricultores de Bangladesh, Ghana, India, Nigeria y Sudáfrica para poner de relieve las profundas divisiones entre los agricultores que tienen y los que no tienen herramientas agrícolas modernas.
El taller describió experiencias dentro de una variedad de contextos asociados a la innovación biotecnológica: proyectos de investigación y desarrollo; formulación de políticas y regulaciones; desarrollo de negocios, comercio y mercadotecnia, y las campañas de promoción de base. Igualmente, proporcionó reflexiones académicas de la comunicación de la ciencia en estas experiencias prácticas.
En resumen…
Todos los oradores coincidieron en que no existe una bala de plata para comunicar con eficacia la biotecnología agrícola. La gente cree en las ideas científicas porque sienten una afinidad por la comunidad científica, no porque hayan evaluado verdaderamente a fondo todas las evidencias. En consecuencia, los oradores sugirieron que, como parte de sus responsabilidades profesionales, los científicos deben participar en la comunicación de la ciencia, en particular a través de métodos fundamentados en la investigación en ciencias sociales tales como el valor de intercambio y la narración.
Lo que fue evidente para mí es que el panorama emergente y amplio de la innovación agrícola necesita una comunidad de base para la comunicación de la ciencia más allá del enfoque de modelo de déficit. Fue genial ver que la comunicación científica subió al escenario y abrió este prestigioso simposio como un reconocimiento de su importancia vital para el éxito de la biotecnología moderna.
Referencias
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