Macuro es la población situada más al este de Venezuela; es también desde hace 15 años la sede de un programa para la conservación de las tortugas marinas. Desde 2014 una de sus playas fue alterada por la instalación de un gasoducto y en la temporada 2017 sufrió un derrame de petróleo en la zona, pero aún se mantiene el esfuerzo. ¿Qué pasará en 2018?
Clemente Balladares
Fotos: Luis Cova, Nelson Sánchez, Daniel Llavaneras
Ilustración de Ada Peña.
Muchos proyectos del Ministerio del Ambiente Venezolano transcurren sin mucha notoriedad por diferentes circunstancias. Es el caso de uno de gran impacto, éxito y beneficio para algunos sectores al oriente del país, en particular para la región pariana, conocido como Programa de Conservación de Tortugas Marinas en el Golfo de Paria.
La Oficina Nacional de Diversidad Biológica, adscrita al Ministerio, atendió en el año 2001 una denuncia sobre comercio ilegal de tortugas marinas, especies en peligro de extinción, en la ciudad de Guiria, la última ciudad hasta donde se puede llegar por carretera en el estado Sucre (noreste de Venezuela). Agustín Quijada, funcionario adscrito a la oficina, y yo visitamos el mercado, los muelles y sus alrededores. Como resultado de la inspección no encontramos pruebas directas del tráfico de tortugas, pero sí indicios por el testimonio que logramos obtener de los pobladores a través de entrevistas, que apuntaban a la práctica de comercio ilegal. Las declaraciones sugerían que debíamos investigar el pueblo de Macuro y sus adyacencias.
Luego de obtener los fondos y planificar la logística, en febrero de 2002 comenzamos a visitar ese poblado para conversar con los lugareños y los pescadores, y para investigar las playas de anidación cercanas. Cuando llegamos a Macuro, el panorama no podía ser más desolador: montículos de arena de los nidos saqueados, cáscaras de huevos rotos y vacíos; y lo peor, algunos caparazones y cabezas de tortugas muertas. Planificamos salidas más largas, con el presupuesto necesario aportado por el Ministerio y la logística requerida para iniciar un proyecto de conservación.
El programa implicó experiencias agridulces: viajar doce horas por carretera desde Caracas hasta Guiria, luego navegar dos horas en lancha hasta Macuro y alojarse en posadas o casas alquiladas, en las que se puede dormir, comer, asearse y guardar materiales de trabajo; además de disfrutar de la comida pariana como escabeche de pargo, mero en leche de coco, domplinas, “flota” y otras delicias al curry picante.
Nuestro primer lanchero fue el Sr. Gustavo Marcano, conocido en la zona como Chanicó a quien le rentábamos su bote y servicios. Es un hombre adusto pero extremadamente atento, su hijo César era el acompañante. Años más tarde ese joven sería uno de nuestros ayudantes de campo.
En marzo de 2003, ya estábamos haciendo salidas de campo regulares a los sitios de desove. Hicimos estadías nocturnas en playa Los Garzos, el principal lugar de anidación, a diez minutos en lancha de Macuro, ya que no hay carreteras en todas esas siempre verdes y empinadas montañas de la Península de Paria. En junio del mismo año, vimos el primer desove de tortuga carey (Eretmochelys imbricada), que es la más abundante en el Golfo de Paria y una de las especies más buscadas por su hermoso caparazón usado para elaborar artesanías.
Para el año 2005 decidimos entrenar más ayudantes que supieran medir correctamente los especímenes y así saber las tallas que representan la edad aproximada de la población de tortugas. También necesitábamos hacer marcaje, registrar los desoves, rescatar las nidadas y contabilizar una estadística básica para conocer el estatus del recurso. De un grupo de 35 lugareños seleccionamos cuatro jóvenes muy prometedores, entre ellos estaba Nesvic Mata, hijo del guarda parques, Nestor Mata.
El guarda parques Mata se había incorporado al proyecto en 2004 como ayuda del Instituto Nacional de Parques, cuyas embarcaciones se sumaban al esfuerzo conservacionista en el Parque Nacional Península de Paria bajo su responsabilidad (Macuro está afuera del área protegida pero Los Garzos y otras playas sí están dentro). Don Nestor es oriundo de Uquire al norte de Macuro y vive en Rió Caribe desde 1998. Él y su hijo conocen Paria como los mejores pescadores del lugar.
En 2006 aumentamos las guardias nocturnas de ocasionales a continuas; desde marzo, cuando empieza la temporada de desove con la tortuga cardon (Dermochelys coriacea), de casi dos metros, y la verde (Chelonia mydas); siguiendo en junio con el carey (Eretmochelys imbricata), hasta que desova la última hembra de esta especie en septiembre. de cada año.
Ese mismo año la petrolera Conoco-Phillips nos ayudó con $ 25,000 dólares que invertimos en construir un nidario o vivero para resguardar nidos trasplantados desde las playas originales y así proteger más la descendencia de las tortugas de los depredadores naturales como zorros y especialmente los cazadores furtivos. Esto fue el principio de un proyecto de conservación que ha continuado hasta hoy.
Galería: El autor y colaboradores trabajando en playa los Garzos
Tras casi 15 años de labores abundan los logros. Redujimos los saqueos de nidos (de 88% a 0.91%). Aumentó el número de desoves a más de 160 por temporada con 6000 tortuguillos en promedio criados y posteriormente liberados. Limpiamos las playas de anidación con participación comunitaria. Hicimos educación ambiental para los pobladores locales y adyacentes. Consolidamos la presencia y respeto hacia el proyecto y la institución. Establecimos convenios con las fuerzas armadas, gobiernos locales y empresas. Y, finalmente pero no menos importante, generamos empleo fijo para dos personas locales, y temporal para cuatro asistentes.
A pesar de que desde 2009 atravesamos una merma de recursos financieros hemos salido adelante con el esfuerzo y voluntad de todos: el Ministerio de Ecosocialismo y Aguas, Inparques, la Guardia Nacional y la Armada han brindado siempre su apoyo. En 2010 la petrolera PetroSucre S.A. nos donó un motor 225HP para nuestra embarcación y aceite suficiente para cada mes de labores. Pero sobre todo hemos contado con la solidaridad de los macureños.
El proyecto de conservación de las tortugas marinas del Golfo de Paria mira hacia el futuro. Tenemos deseos de seguir adelante y de una mejor manera. Construimos un nidario más amplio en 2012 con aportes de PDVSA, mientras la petrolera comenzaba sus trabajos del gasoducto que atravesaba el istmo de Obispo (Cuarta playa de desoves que atendemos en importancia según densidad anidamientos, y actualmente afectada por esa deforestación y escorrentías sobre su arena).
También hemos logrado que más gente e instituciones participen como el biólogo Saúl Gutiérrez (QEPD) quien donó dinero, sin que deseara se conocieran sus aportes. Hemos querido establecer un campamento más sólido en playa Los Garzos pero no se ha logrado, sin embargo, mantenemos la aspiración y hasta tenemos un boceto arquitectónico. Proyectamos tener otra lancha ya que en 2010 se perdió la nuestra, más equipos de tecnología. Ahora tenemos dos trabajadores locales fijos en la nómina del Ministerio, pero necesitamos otros dos asistentes más de la población de Macuro y que todos se sientan orgullosos de conservar ese recurso marino que tienen los venezolanos.
Finalmente muchos voluntarios de campo ayudan en cada temporada costéandose todos sus gastos para un viaje tan largo. El último logro ha sido el aporte de la empresa Timberland Venezuela desde 2016, que consolida su labor de compromiso ambiental con el país integrándose a la preservación de especies en peligro.
Los logros que hemos obtenido hasta ahora bastan para calificar a MLiberadosacuro como un caso de éxito en la conservación de las especies. Sin embargo, una realidad dolorosa del quehacer de la conservación es que los proyectos realmente no tienen fin; el futuro es incierto. En la temporada de 2017, desapareció la tortuga cardón y hubo una reducción a la mitad de los desoves del carey; también perdimos el nidario y fuimos testigos de la destrucción del pueblo Obispo. Creemos que la causa de esta catástrofe ambiental son los derrames de petróleo en la vecina Trinidad.
Encima, la situación nacional económica y social nos alcanzó: el futuro financiero del proyecto se ve muy difícil.
A pesar de las dificultades, no perdemos la esperanza. Confiamos en volver a ver la continuidad de este trabajo con otro buen ciclo de recuperación. Y ya hay buenos indicios. A mediados de enero de este nuevo año recibimos la buena noticia que Timberland cubrirá la mayoría de las necesidades de esta nueva temporada reproductiva de estas especies en peligro de extinción.
Para saber más
- Balladares, C. y E. Dubois. (2014). Saqueo y depredación de nidadas de tortugas marinas, durante las temporadas 2003 a 2012, en seis playas del Golfo de Paria, Venezuela. Research J. Costa Rican Education Univ. 6(2): 239-243.
- Balladares, C. y L. Cova. (2013). Macuro. Tierra de Tortugas marinas. Revista Río Verde, número 12. Caracas. Venezuela.
- Balladares, C.; L. Cova. & N. Mata. 2010. Heridas causadas por depredadores naturales e interacciones humanas sobre tortugas marinas anidantes en Playa Los Garzos, Venezuela. Bol. Inst. Oceanogr. Vnzla. 49(2):123-128.
Clemente Balladares es Biólogo Marino, Universidad de Oriente de Cumaná (1991) con maestría en España (1994) y el Reino Unido. Desde el 2000 trabaja con el Ministerio del Ambiente de Venezuela en contingencias y conservación de fauna marina. Desde 2005 coordina el Programa de Conservación de Tortugas Marinas en el Golfo de Paria. Actualmente es estudiante del Doctorado en Ecología en la Universidad Central de Venezuela. Sus notas ecológicas y de historia mínima las escribe para los portales: natura-digital órgano divulgativo de la Sociedad de Ciencias Naturales La Salle, y en Wall Street International Magazine.
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